El gran David, el adalid del medio campo


David Villa es uno de los volantes con una trayectoria ejemplar dentro de la institución felina.

Desde sus inicios en las divisiones menores, ha destacado por su compromiso inquebrantable, su disciplina constante y el profundo amor que siente por estos colores. Su crecimiento ha sido progresivo y sostenido, ganándose cada paso con esfuerzo, entrega y una mentalidad firme.

Hoy, con orgullo, defiende la titularidad como eje del mediocampo, consolidándose como una pieza clave del equipo. Su historia representa el fruto del trabajo bien hecho desde la cantera y el poder de confiar en el talento que se forma en casa.

Tuvimos el gusto de conversar con él, y esto fue lo que nos contó

¿Cómo y dónde te enamoras del fútbol?

“Mi amor por el fútbol nació en el barrio Belencito Corazón, en la Comuna 13 de Medellín, en una cancha conocida como el Corazón de Arena. Recuerdo que, al salir del colegio, todos mis compañeros y yo vamos directo a jugar, fue allí donde comenzó todo, donde se despertó es la pasión que hoy me define”.

¿Cómo fue tu infancia?

“Mi infancia la viví en un entono difícil, en un barrio marcado por la violencia, con presencia de grupos armados y poca intervención policial. Sin embargo, crecí rodeado de una familia muy unida y amigos cercanos, muchos de los cuales aún conservo. La crianza fue dura, pero gracias a Dios y al apoyo de mis padres, salimos adelante”.

“Mis padres siempre fueron mi guía. Me mostraron tanto lo bueno como lo malo del camino, y su ejemplo fue fundamental para que yo eligiera el bien. En un entono donde muchos amigos tomaron rumbos equivocados, su orientación me ayudó a mantenerme firme en mis sueños”.

¿Por qué llegaste al fútbol? ¿Cuándo dices que quieres ser jugador profesional?

“El fútbol me ha enseñado valores que llevo conmigo todos los días. El primero: el amor, porque el fútbol es amor. También el respeto por esta profesión y la humildad, que siempre debe estar presente. Al principio, jugaba por pasar el rato, por distraerme. Pero con el tiempo, me fui enamorando más del juego y le pedí a mi papá que me inscribiera en una escuela de fútbol. Él me dio ese privilegio, y desde ahí me proyecté para ser futbolista profesional”.

¿Qué ha significado para ti llegar a Leones?

“Hoy en día, formar parte de Itagüí Leones es un sueño hecho realidad. Esta institución es más que un equipo, es una familia. Estoy inmensamente agradecido por la oportunidad y feliz de haber cumplido ese anhelo que tenía desde niño: el niño de barrio que quería salir adelante y demostrarles a otros que sí se puede”.

Después de este camino ¿cuál es tu sueño?

“Como muchos futbolistas, mi mayor sueño es representar a mi país en la Selección Colombia, y por qué no, llegar a un Mundial. Cuando aún no era parte de Leones, uno de los jugadores que más admiraba era Víctor Cantillo. Es un referente en mi posición, siento que compartimos muchas características: precisión en los pases, contextura física, y estilo de juego. Él ha sido una inspiración para mí”.

A MIS PADRES...

“Les diría que los amo profundamente. Ellos son el motor de mi vida. Les agradezco por la crianza que me dieron, por mostrarme siempre el camino correcto y por ser mi mayor apoyo. Si hoy estoy aquí, haciendo esto de la mejor manera, es gracias a ellos”.

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